Castro y Chapman

Hackeos y perfiles falsos: el régimen cubano toma de su propia medicina

El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) denunció el pasado 1 de mayo que su cuenta institucional en la red social Twitter fue hackeada. Ante el anuncio, muchos usuarios afirmaron que el CENESEX, como una institución oficial estrechamente ligada al régimen cubano y a la difamación contra activistas políticos y LGBT+, en verdad “ha tomado de su propia medicina”.

Aunque no es algo que suceda a menudo, tampoco es esta la primera vez que hackean una cuenta institucional en Cuba asociada a las políticas de difamación, acoso y desinformación del Gobierno cubano. Antes del CENESEX, por ejemplo, fue también hackeada la cuenta en Twitter del medio oficial Cubadebate, el 18 de marzo de 2021.

En los últimos días también fue denunciada una cuenta parodia en Twitter de la viceprimera ministra del país, Inés María Chapman. Contra esta cuenta (que explícitamente se declara “parodia”) se pronunciaron la propia Chapman, los embajadores de Cuba en Costa Rica, Portugal y Holanda, además de la Presidencia de Cuba.

Desde la Presidencia de Cuba se culpó de la creación de esta cuenta parodia a “mafias políticas anticubanas”. Dicha acusación fue rebatida por varios usuarios, quienes aclararon que no se necesita ser un opositor político ni pertenecer a “una mafia” para crear este tipo de perfiles, ya que basta con tener algo de sentido del humor.

Tomar de su propia medicina

Las instituciones, figuras y medios oficiales se victimizan, presentándose como recurrentes víctimas de hackeos, y también de suplantaciones de identidades en redes sociales que son autodeclaradas cuentas parodias. Sin embargo, lo que no dicen es que –como afirmaron varios usuarios- esto resulta una pequeña devolución de lo que el régimen ha asumido como costumbre. Es decir, solo una gota de su propia medicina.

El régimen cubano, por ejemplo, creó la llamada Operación Verdad. Esta “operación” es en realidad un destacamento fundado en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), cuya misión radica, entre otras cosas, en acosar a activistas y periodistas independientes en internet. Uno de sus directivos en 2007 fue Eliécer Ávila, quien luego reconoció que la Operación Verdad se dedicaba al “combate en defensa de la Revolución” en la web. Dicho combate, confesó, no consistía en rebatir las denuncias y argumentos de los activistas políticos, “sino en atacar a las personas”.

Si en algo carece de moral el régimen es para denunciar perfiles falsos en redes sociales y ciberacoso, una práctica utilizada hasta por sus más altos funcionarios. Recientemente, YucaByte reveló que la expresidenta ejecutiva de ETECSA y actual ministra de Comunicaciones, Mayra Arevich Marín, de 2014 a 2019 acosó a figuras políticas de Estados Unidos y a la periodista independiente Yoani Sánchez desde un perfil falso en Twitter.

En el mes de marzo, por seguir sumando ejemplos, se planteó en el 3er Pleno de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) que esta organización debía integrarse a la “lucha ideológica” en internet, siguiendo las pautas establecidas al respecto por los ideólogos del régimen en el 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba. El 3er Pleno de los CDR, curiosamente, fue realizado en la sede del Centro de Dirección Nacional de Telecomunicaciones de ETECSA.

También en marzo de 2021 fue hackeada las cuentas en Facebook e Instagram de la periodista Camila Acosta. No era la primera vez que una misma persona la atacaba de esa manera. Quien estuvo detrás del hackeo es, al menos, afín al perfil falso “Guerrero Cubano”, asociado a su vez a los órganos de la Seguridad del Estado cubana. Durante esa semana se supo también de la detención arbitraria del periodista Maykel González Vivero, a quien le retuvieron y hackearon su teléfono móvil. Algo parecido sucedió el pasado 29 de abril con la artista Yenisleidys Borroto, conocida como ArfikReina BV, a quien la policía política hackeó el teléfono para luego publicar supuestas conversaciones suyas en la televisión nacional.

El régimen cubano y sus acólitos han demostrado ser continuos practicantes del ciberacoso, el hackeo y la suplantación de identidades, incluso, con activistas no políticos. Varios miembros del movimiento animalista, por ejemplo, han denunciado ser víctimas de estas acciones, desde las cuales se les ha amenazado de muerte. Algunos de estos animalistas también han llegado a reportar hasta tres intentos de suplantación de identidad en menos de un mes.

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