Funcionarios censura digital

PCC afianza a funcionarios de instituciones que ejecutan censura digital

El 20 de abril se hicieron público los ascensos políticos de Jorge Luis Perdomo Di-Lella, hasta ese momento ministro de Comunicaciones, y Mayra Arevich Marín, quien se desempeñaba como presidenta ejecutiva de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S. A (ETECSA). Perdomo pasó entonces a asumir el cargo de viceprimer ministro del país, en sustitución de Roberto Morales Ojeda, a la vez que Arevich pasó a ostentar el puesto de ministra de Comunicaciones. Los nombramientos no fueron fortuitos. De hecho, la nota oficial donde se dieron a conocer hizo hincapié en que los ascensos fueron “propuestas” del presidente Miguel Díaz-Canel en persona.

Fue en los inicios del mandato presidencial de Díaz-Canel que el régimen se propuso como meta la llamada “informatización” de la sociedad. El propio presidente se convirtió en el rostro más visible de esta campaña que, en teoría, impulsa el desarrollo tecnológico de la sociedad y la informatización de procesos productivos y también de las estructuras de Gobierno. De hecho, una de las primeras órdenes de Díaz-Canel a sus ministros y altos funcionarios fue la presencia en redes sociales, específicamente en Twitter.

El interés del régimen en “informatizar la sociedad” –hecho que, en la práctica, avanza a paso lento- responde en parte a una situación muy concreta: en materia de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), la sociedad civil ha sabido adelantar al Gobierno.

La sociedad civil ha creado medios de comunicación independientes reconocidos a nivel internacional, aplicaciones con un alto nivel de eficiencia para resolver problemas cotidianos. Incluso, antes de la llegada de los datos móviles existía una inmensa red inalámbrica, la SNET, que conectaba a decenas de miles de usuarios en la capital. A todas estas acciones el régimen ha respondido con los elevados precios del internet, bloqueo de sitios webs, trabas a los emprendimientos tecnológicos, cortes de internet y de servicios de telefonía móvil a los activistas, y el cierre forzoso de la iniciativa ciudadana SNET.

Las promociones a Perdomo y Arevich son coherentes con la estrategia del Gobierno de fortalecer su sistema de censura digital, dado que el tema de las tecnologías adquiere cada vez más importancia para la élite política del país, al punto de volverse uno de los ejes temáticos del 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC). Basta recordar que Perdomo fue quien impulsó el Decreto Ley 370 (un mecanismo conocido como “Ley Azote” que legaliza la censura y la represión sobre la libre expresión en internet), y que Arevich, al ser la encargada del monopolio de las telecomunicaciones en Cuba, es la persona detrás del bloqueo a diversos sitios webs y medios independientes digitales, además de los cortes de internet y de servicios de telefonía móvil que desde hace años se ejecutan contra artistas, periodistas y activistas políticos.

La cúpula del poder en Cuba cuenta ahora con más funcionarios del sector de la tecnología y las telecomunicaciones. Tras el 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el periódico Granma dio a conocer que Marisol Fuentes Ferrer (secretaria general del Sindicato de los Trabajadores de las Comunicaciones, la Informática y la Electrónica), Walter Baluja García (rector de la Universidad de las Ciencias Informáticas, o UCI) y Miriam Nicado García (rectora de la Universidad de La Habana y exrectora de la UCI) fueron designados miembros del Comité Central del PCC.  

Estos funcionarios pertenecen al Comité Central del PCC desde 2016, cuando se desarrolló el 7mo Congreso, a excepción de Walter Baluja. Al parecer, el único partido político legal en Cuba considera imprescindible tener entre sus más importantes miembros a la persona que ocupe el cargo de rector de la UCI.

Pero ¿por qué es tan importante la UCI?

La pregunta parece obvia. Es lógico que un Gobierno enfrascado en “informatizar la sociedad” promueva a altos cargos a los encargados del centro de estudios en informática más importante del país. Sin embargo, puede que existan otras razones no menos relevantes.

“A veces pensé que eran delirios paranoides de mi mente –lo confieso- pero ahora ya no tengo dudas: las autoridades cubanas se están gastando miles de horas en internet al año y recursos inimaginables para contrarrestar a unos pacíficos ciudadanos que solo decimos nuestra opinión”, escribió la entonces bloguera Yoani Sánchez en 2013, al enterarse de que existía la Operación Verdad.

Hasta el momento, Yoani era víctima de ciberacoso por parte de trolls en internet afines al régimen. Estos trolls, que después serían conocidos por el cubanismo “ciberclarias”, amenazaban, insultaban y acosaban a la periodista en redes sociales, así como en los comentarios de su blog Generación Y.

La periodista pensó en algún momento que se trataban de acciones espontáneas de usuarios furibundos y extremistas (demasiados, teniendo en cuenta que el Gobierno no había abierto aún el internet a la mayoría de los cubanos), sin embargo, el video de un encuentro de Ricardo Alarcón de Quesada, expresidente del parlamento, en la UCI le hizo cambiar de opinión.

 

Se trataba de un video que se hizo viral (de USB en USB) desde el 2007, cuando Alarcón visitó la UCI y tuvo un encontronazo con el entonces estudiante Eliecer Ávila, del que salió mal parado. Al iniciar su intervención, Eliecer se presentó ante el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular como “líder del proyecto de vigilancia tecnológica y política (…) una de las especialidades de la Operación Verdad, que se dedica al monitoreo constante de internet, y la misión de reporte y combate como tal en esta área”.

Años después, cuando Eliecer Ávila se volvió hacia el activismo político, Sánchez pudo entrevistarlo y satisfacer sus dudas sobre la misteriosa Operación Verdad. Según Ávila, la Operación Verdad surgió a raíz de una reunión en el Palacio de las Convenciones con los cuadros más destacados de la UCI que pertenecían a la Unión de Jóvenes Comunistas. En dicha reunión, Abel Prieto, entonces ministro de Cultura, propuso usar las tecnologías para divulgar las ideas de la Revolución. Según Eliecer Ávila, de ahí partieron los planes para crear “un proyecto organizado para transmitirle al mundo la verdad sobre Cuba”.

Una de las primeras “misiones” del grupo de trabajo de Operación Verdad, en la UCI, fue hacer campaña en internet por la liberación de los cinco espías cubanos presos en Estados Unidos. Otro objetivo era la vigilancia y el reporte de toda la información que se publicara en internet sobre Cuba, el sistema política cubano y Fidel Castro. Según Eliecer Ávila, quien dirigió uno de estos departamentos, se trataba de “un monitoreo de prácticamente 24 horas”. Los estudiantes y trabajadores de la UCI asociados a la Operación Verdad también tenían el deber de dar respuesta a los contenidos críticos con el régimen.

“Nuestro trabajo no era tanto leer e interpretar, sino atacar a la persona”, confesó Ávila a Sánchez en aquella ocasión.

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