Fidel en WhatsApp

Cuba: la universidad no es para los que critican en redes sociales

La pasada semana, el joven de 21 años, Alessandro José González Suárez, denunció en la red social Twitter que le habían “separado” de la universidad por “problemas políticos” y describió cómo fue el proceso de aplicación de dicha sanción. Una vez publicó su testimonio, otros estudiantes cubanos se sumaron para compartir sus experiencias con la persecución por motivos ideológicos que se vive en las universidades cubanas.

González, quien cursaba el segundo año de la carrera de medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba y es militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), publicó el 30 de noviembre de 2020 dos estados de Whatsapp. Dichos estados criticaban las medidas económicas tomadas por el Gobierno por esas fechas, principalmente la apertura de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC). Apenas dos horas después de haber hecho esta publicación, decidió eliminarlas para evitar que alguien lo delatara. Para entonces ya era demasiado tarde. Alguno de sus contactos se tomó el trabajo de hacer capturas de pantallas de los estados y enviárselos directamente a la rectora de la Universidad, Migdalia Fernández Villalón.

El 3 de diciembre de ese año, se le informó a él y a la secretaria de su comité de base de la UJC que ambos debían participar en una reunión en el Rectorado. Aunque preguntaron, no les fue informado el motivo de dicha reunión. El día del encuentro, los ubicaron en un salón junto a la presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Facultad de Medicina, Josefina Prosper Buff, y al secretario de la UJC de la Universidad. Allí esperaron durante una hora, en la que nadie quiso decirles por qué estaban allí.

Una vez entraron al rectorado, encontraron que los esperaba Fernández Villalón, junto a otros directivos de la Universidad, los dirigentes de la FEU y la UJC, y un oficial de la Seguridad del Estado. Acto seguido, le mostraron a González capturas de pantalla de sus estados de Whatsapp y preguntaron si eran suyos, a lo cual él contestó que sí. Según el joven, les dijo que al ser sus estados y su celular, tenía el derecho a publicar lo que pensara. Los funcionarios y el agente de la Seguridad del Estado contestaron que al poder verlos más personas, no se trataba de algo personal. González se defendió alegando que al solo poder verlo sus contactos sí existía un marco de privacidad que no guardaba relación alguna con la Universidad, pero sus acosadores insistieron que un estado de Whatsapp es una declaración pública.

Finalmente, el joven reconoció que sus publicaciones eran algo “vulgares” y confesó arrepentirse. Sin embargo, esto no hizo ceder al agente de la Seguridad del Estado, quien le preguntó si le pagaban por publicar contenido contrarrevolucionario. A esto, González respondió con sorna, alegando que si así fuera seguiría publicando “hasta hacerse millonario”. Los acusadores concluyeron la reunión diciéndole que él “estaba confundido” y que le darían “seguimiento a su caso”.

El 24 de diciembre, el decano de la Facultad #2, donde estudia González, le hizo llegar la noticia de que le habían separado de la carrera por tres años. González le reclamó al decano que la sanción era demasiado severa, y este le recomendó hablar con la rectora. La rectora, por su parte, no atendió al joven y puso como excusa constantes reuniones.

A la semana siguiente, González fue acompañado de su madre a entrevistarse con Fernández Villalón para discutir la desproporcionada sanción. Esta, por su parte, les dijo que “no había nada que hacer” y les recomendó contratar un abogado. Según el joven, siguió la recomendación de la rectora y para el 29 de diciembre presentó una apelación de su separación de la universidad.

Han pasado seis meses desde entonces, y Alessandro José González Suárez no ha recibido respuesta. Su madre le pidió que no publicara su historia por temor a que tomaran represalias por ello, pero el joven, según comentó en Twitter, decidió romper el silencio y hacer la denuncia pública.

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La publicación de Alessandro José González Suárez motivó a otros jóvenes a compartir casos similares. Uno de ellos fue José Carlos Santos Belaunzaran, de 23 años, expulsado en septiembre de 2020 de la Facultad de Ciencias Médicas “Manuel Fajardo”, en Artemisa.

Santos fue expulsado indefinidamente de su carrera cuando cursaba quinto año de la carrera de Medicina. La justificación de los directivos de la universidad fue “haber hablado mal del sistema de salud cubano y del sistema de Gobierno”.  Según el joven, durante la reunión en la cual notificaron la medida fue interrogado por agentes de la Seguridad del Estado, quienes le insistieron en que el Gobierno de Estados Unidos le pagaba por comentar en redes sociales contra el sistema político cubano. Santos negó semejante afirmación, pero los interrogadores contestaron que él “no tenía la capacidad para decir lo que dijo solo porque lo pensaba.

Pero ¿qué dijo el estudiante José Carlos Santos Belauzaran como para ser expulsado de la universidad? En realidad, nada que lo mereciera. El delito de este joven fue, simplemente, contestar un post en un grupo de Facebook de Yosbany Iglesias, director de la Universidad Empresarial de Base de Aseguramiento en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.

 “Para todos esos gusanos de afuera como de adentro, los reto a que publiquen alguna foto de Trump cargando a algún niño en sus brazos. Suerte en la búsqueda!!!!”, escribió el funcionario.

El estudiante de medicina le contestó mediante un comentario que no compartía su forma de referirse a los cubanos que no viven en la Isla, pero “que aportaron y aportan mucho al país”, como “gusanos. Iglesias le atacó entonces reprochándole que pensara así siendo estudiante de Medicina. La discusión continuó, al punto de que el funcionario dijo lamentar que el Gobierno gastara dinero en Santos permitiéndole estudiar gratis, a lo que el joven contentó diciéndole: “Comunista lameculo”.

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También la estudiante holguinera de Turismo en la Universidad “Oscar Lucero Moya”, Sheila María Peró, compartió su experiencia de intimidación y acoso por cuestiones políticas en su centro de estudios.

Según Peró, sus publicaciones en redes sociales han llamado la atención de dirigentes estudiantiles de su universidad, solo por describir la realidad del país.

Recientemente, el presidente de la FEU de su facultad le escribió por Whatsapp para advertirla por estas publicaciones y por memes que puso como estados de Whatsapp, recordándole la separación por tres años del centro de estudios que se le aplicó a un estudiante por motivos similares. Pero explicó en Twitter que aquel estudiante había sido sancionado por compartir en un grupo de Whatsapp un sticker con la imagen de Fidel Castro, acompañada de la frase “Dale que nos fuimos hasta abajo”.

La joven, además, compartió la advertencia que le hiciera el presidente de la FEU de su facultad:

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