El precio de llamarse Luz Escobar

Luzbely cree que tanta represión solo puede significar que hace bien su trabajo y que el poder siente, quizás por primera vez en mucho tiempo, un escalofrío recorriéndole el espinazo. El poder tiene miedo, piensa, porque ya no puede seguir ocultando información, porque cada vez más personas se conectan a internet y debaten y leen cosas que gente como ella escriben. 

El teléfono pa’ salir y el teléfono pa’ andar

El celular del chofer estaba de lado y sobre la pizarra de la guagua. Era un Alcatel. Uno de los más viejitos, aunque lucía nuevo, con una pantalla que cabe casi cuatro veces en la pantalla de cualquier smartphone de hoy, y un teclado alfanumérico, aquellos donde había que darle hasta tres veces a la tecla 3 para que saliera una letra i, por ejemplo. Un Alcatel One Touch 1052G.

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