ETECSA: un brazo armado del Estado cubano

Ilustración: Alejo Cañer

Cuando alguien conocedor de la problémica cubana quiere hablar del terrorismo de Estado que comete el régimen comunista de la Isla con carácter sistemático sobre su ciudadanía, tiene que, al menos, mencionar a la única empresa de telecomunicaciones que opera en el país: la terrorífica, cómplice, solidaria ETECSA. 

La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) forma parte de la historia de terror de esta Isla, víctima de la debacle socialista desde hace más de 60 años. Es tan apegada a los cubanos que la llamamos ETECSA como si se tratara de una entidad corpórea, como si respirara por sí misma, y es que la empresa forma parte de la vida de los cubanos, pero no de la mejor manera posible.

ETECSA fue una pieza clave para apagar el estallido social del 11 de julio de 2021 (11J), ya que cortó todas las comunicaciones dejando al país en una gran incertidumbre, como si uno estuviera en medio del apocalipsis zombie de The last of us o en The Walking Dead. Cero internet, cero llamadas, cero mensajes, nada.

ETECSA surgió de la fusión entre la sociedad Telefónica Antillana S.A (cubana) y la empresa mexicana CITEL en el año 1994. Y desde entonces se convirtió en un brazo armado de la dictadura para apagar cualquier foco de rebelión en un país que le ha cogido el gusto a la protesta. 

Por alguna razón el dictador Fidel Castro había retrasado el acceso a internet de los cubanos. Sabía que la retórica socialista estaba erigida sobre una mentira que los cubanos, al menos los de dentro de la Isla, no pudieron ver durante décadas. Con la llegada de internet esa mentira iba a comenzar a derrumbarse.

Incluso el régimen inventó una red interna: la intranet. Una red a la que solamente algunos profesionales escogidos por la “Revolución” tenían acceso. Un privilegio del que había que ser digno y, además, miembro de la Juventud, del Partido, de los CDR o la FMC. A pesar de ese atraso, ETECSA se hizo presente en la vida de los cubanos, primero como proveedor de telefonía fija, luego por sus servicios de wifi en los parques, datos móviles, Nauta Hogar… y represión. ETECSA se convirtió en una nueva arma de la Seguridad del Estado. 

El gran show del monopolio estatal comenzaría cuando el régimen, en un acto benevolente y altruista, permitió por primera vez la conexión por datos móviles. Era diciembre de 2018 y el dictador Fidel Castro ya no estaba, así que fue su hermano Raúl quien dio el paso. Llegó el internet como lo conocemos ahora, 24 años después del pitazo inicial. 

Los datos móviles revolucionaron al país y también le brindaron a la oposición la posibilidad de contar en primera persona las violaciones de derechos humanos de las que son sujetos los cubanos en este país. No es que antes de internet y ETECSA no hubiera denuncias contra el régimen, solo que antes había que valerse de teléfonos fijos, o de llevar el recado en bicicleta, porque apenas había transporte.

Ahora el mundo estaba a un clic de distancia, podía ver en primera fila cómo el régimen imponía un Estado de terror por toda la Isla. Esto había que contrarrestarlo y para eso estaba ETECSA.

Así que de a poco comenzaron a llegar los reportes de cortes selectivos de internet en los celulares. Periodistas como Yoany Sánchez y Reinaldo Escobar, opositores como Berta Soler, Ángel Moya, Luis Manuel Otero Alcántara, Yanelis Núñez Leyva, Marthadela Tamayo o Navy Pro fueron de los primeros en sufrir esta nueva modalidad represiva. Y mientras esto ocurría, la empresa ejercía otras formas de control y censura contra la población. Porque durante la campaña oficialista para aprobar la constitución que sería llevada a referendo en 2019, ETECSA solía bloquear los mensajes de texto que contuvieran palabras o frases como “Libertad”, “Yo voto no”, “Dictadura”. Si tenían esas palabras, nunca llegaban.

Por supuesto, protestar contra ETECSA también entró en el universo disidente cubano. Sobre todo, por ser uno de los servicios más caros de toda Latinoamérica, tener una pésima conexión, y también por tener bloqueadas muchas de las páginas de noticias independientes sobre Cuba.

Así que, por mucho tiempo, los sábados se realizaron tuitazos con la etiqueta #EtecsaBajaLosPreciosDeInternet. Periodistas como Luz Escobar e Iliana Hernández, quienes sufrían constantemente los cortes de internet, llevaron adelante la iniciativa. Pero fue en el comienzo de la pandemia de COVID-19, en 2020, donde la iniciativa de protestar dio un giro. En medio de la incertidumbre, de los países cerrando fronteras, de los reportes de muertes que comenzaban a aparecer, una publicación en Facebook del 22 de marzo golpeó muy fuerte en las costillas de la empresa. Era una publicación mía.

El post en Facebook, que exigía bajar los precios de internet, se hizo viral. 

Más de 15.000 “Me Gusta”, más de 1.700 comentarios y casi 10.000 veces compartida. Le dio la vuelta a todo el país. Es de imaginarse que, si la empresa de telecomunicaciones tenía concebido en algún momento ampliar las ofertas de sus servicios, con semejante publicación no les quedó más remedio que adelantar sus planes. El 1ro. de abril, un poco más de una semana después, ETECSA lanzó varias medidas para mejorar su servicio. 

Por otra parte, a finales de ese año, la compañía comenzó a desarrollar lo que serían apagones masivos. Primero comenzó con supuestos “arreglos” que, en realidad, se traducían en restricciones para acceder a Telegram. Ya luego, durante el allanamiento de la sede del Movimiento San Isidro (MSI), en La Habana, donde se encontraban acuartelados varios activistas y artistas, la compañía cortó el servicio de internet en toda la Isla. Esta primera vez abrió una puerta que hasta ahora no se ha cerrado.Al día siguiente del allanamiento, el régimen, es decir, ETECSA, volvió a cortar el internet. Esta vez para que no se supiera sobre la protesta frente al Ministerio de Cultura ocurrida el 27 de noviembre en La Habana.

Pero ETECSA no se dedica solamente a los cortes de internet, también reprime a través de los decretos-leyes 370 y 35 que limitan la libertad de expresión y el uso de las telecomunicaciones. Invocando estas normas, la compañía y el Ministerio del Interior (MININT) pueden multar con 3.000 pesos cubanos a quienes hagan una simple publicación en redes sociales que no sea bien vista por las autoridades del régimen.

En los meses siguientes al acuartelamiento del MSI, ETECSA siguió  cortando el internet para impedir transmisiones en vivo en medio de las protestas que venían sucediendo. El punto máximo llegó durante el estallido social del 11 de julio de 2021, en el cual se dieron protestas a lo largo y ancho del país. ETECSA, por supuesto, lo cortó todo: mensajería, voz, datos móviles. A medida que pasaban las horas del 11 y 12 de julio, la incertidumbre, el terror y los disparos se apoderaron de la Isla. Los cortes en la comunicación se extendieron en los días siguientes al igual que las protestas. Aquello era terrorismo de Estado.

Desde entonces los cubanos llegaron al punto de asociar la falta repentina de conexión con protestas en alguna parte del país. Cada vez que hay alguna manifestación, ETECSA “ha estado” ahí. Incluso ya no solo durante las protestas, sino también durante los apagones que hacían y hacen crecer el descontento popular. El país vivió largos cortes de electricidad por déficit de generación durante gran parte de 2022 y, en muchos lugares, cuando se iba la corriente eléctrica también se perdía la conexión a internet. 

El régimen en su paranoia ha llegado al punto en el que, ante el más mínimo indicio de sublevación o descontento popular, tumba la conexión. Así pasó durante la primera visita a La Habana del rapero estadounidense Tekashi 6ix9ine, específicamente cuando una multitud se concentró en los bajos del hotel Packard a esperar a que el músico lanzara dólares a los locales, como suele hacer durante sus viajes y como hizo más adelante en Pinar del Río.

ETECSA tumbó todas las comunicaciones para evitar que el mundo viera aquel show, como si eso pudiera impedir que los dólares cayeran.

A pesar de todo esto los cubanos no tienen la opción de cambiarse de compañía, porque ETECSA es única e insustituible. Incluso los troles cubanos al servicio del régimen se jactan de esto. Suelen decirles a los clientes que se quejan por la pésima conexión o por lo caro de los servicios, que se cambien de compañía, sabiendo que, dentro de Cuba, eso no es posible.

A estas alturas, ETECSA debería estar conectada con el cable de fibra óptica de la empresa francesa Orange. Si bien las autoridades competentes conectaron el cable entre Cuba y Martinica en poco más de una semana, la conexión a día de hoy sigue siendo horrible. Tampoco se avizoran nuevas ofertas, salvo las de recargas del exterior que engrosan las arcas del régimen. Y, por supuesto, nada de tarifas planas, o sí, pero solo para gente privilegiada y alineada con las directrices del Partido Comunista.

Hay muy pocos datos sobre cuántos millones de dólares recauda ETECSA semanalmente. Lo irónico del asunto es que muchos cubanos creen que el dinero de la empresa es del pueblo o que se emplea para comprar leche en polvo a los niños, como mencionó el exespía y exconvicto Gerardo Hernández Nordelo. Lo que sí queda claro es que el régimen necesita comprar equipos antidisturbios, seguir levantando hoteles, continuar reclutando a grupos radicales de izquierda por toda Latinoamérica; y en ese contexto, el dinero de ETECSA le viene como anillo al dedo. El resto no le interesa.

Las opiniones expresadas en esta columna representan a su autor/a y no necesariamente a YucaByte.

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