Cuba, a oscuras y sin internet durante apagones nacionales

Ilustración: Carmen Barruecos

Cuando se apagó Cuba el viernes 17 de octubre, muchos ciudadanos pensaron que se trataba de otro de los cada vez más recurrentes cortes de electricidad. No sospechaban que en esta ocasión había ocurrido un colapso total del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) que dejó sin corriente a todos los cubanos en la Isla.

Casi nadie pudo saberlo con rapidez, pues junto al apagón eléctrico vino otro: un corte del servicio de internet y telefonía celular que dejó desinformada a la mayor parte del país. Esto, a la postre, cobró ocho vidas en Guantánamo, donde muchos residentes apenas recibieron información sobre el paso del huracán Oscar debido al colapso energético y sus consecuencias.

La situación tardó en resolverse, y el lunes 20 en la tarde, lapsus en el que ocurrieron otras dos caídas del SEN, las autoridades celebraron que el 37% del país comenzaba a recibir fluido eléctrico. Durante todo este tiempo, la conexión a internet fue prácticamente inexistente.

Especialistas del grupo Diktyon, una organización dedicada al monitoreo de internet y la censura en Cuba, confirmaron a YucaByte que “el colapso energético provocó una afectación casi total del uso del internet de los cubanos, pues las radiobases, antenas y algunos servicios xDSL [tecnologías de acceso punto a punto que permiten un flujo de información], dejaron de funcionar por la situación energética, mostrando la vulnerabilidad de este servicio durante situaciones de emergencia”.

Los fallos de los sistemas de comunicación no son una cuestión secundaria, pues dejaron sin acceso a información a millones de cubanos, y una región pagó especialmente las consecuencias: los residentes en las localidades guantanameras de Imías y San Antonio del Sur apenas supieron de la llegada del huracán Oscar.

Son varias las evidencias de que la caída de internet estuvo aparejada con los apagones. Los especialistas de Diktyon explican que “el fallo del sistema energético nacional a las 11:00 a.m. del 18 de octubre se vio rápidamente reflejado en las gráficas de volumen de tráfico de red desde y hacia Cuba”.

También un joven periodista residente en La Habana que prefirió mantener el anonimato contó a YucaByte que la conexión en su casa durante el apagón nacional fue mínima. Desde un balcón y con muchas dificultades podía recibir “alguna traza de conectividad”, mediante la que “un mensaje demoraba en enviarse o un estado de WhatsApp se tardaba en subir 20 minutos”.

No sé qué pasaba ahí, yo pasé los tres días en el balcón de mi casa sentado en una silla y, cuando en la silla perdía la conectividad, me movía por el balcón y la recuperaba. También abrir cualquier enlace, aunque fuera de un texto, se me tardaba bastante tiempo, pero se llegaba a cargar”, explicó el reportero.

Otro detalle de este testimonio coincide con los datos recopilados por los expertos. En las dos ocasiones que se restableció la corriente eléctrica (por poco tiempo) a unos edificios cercanos, la conexión del reportero mejoró considerablemente, y cuando volvían los cortes esta volvía a desaparecer.

“La conectividad se iba con el apagón, y cuando comenzaba a llegar la luz se empezaba a mejorar la conexión. Sin embargo, las tres veces que se cayó el sistema la conectividad era nula”, detalló el periodista.

Los datos recopilados por Diktyon coinciden con las declaraciones citadas: “El tráfico de paquetes de red el 18 de octubre, tras el comienzo del apagón general, llegó a ser del 24% del valor normal para ese día. Ese fue el momento más crítico en cuanto a temas de conectividad”.

De acuerdo con sus investigaciones, “esta situación de deterioro del tráfico de internet continuó hasta el lunes 21 de octubre. Ese día, a las 5:00 p.m. el tráfico cubano alcanzó los niveles que podríamos llamar normales”. Este momento coincidió con el inicio del restablecimiento del servicio.

Los periodistas, a ciegas

En este lapso de tiempo, las únicas noticias no fueron el apagón nacional y la caída de internet. También cubanos de diversas localidades del país realizaron cacerolazos, cortaron calles reclamando el restablecimiento del servicio eléctrico y realizaron protestas contra el Gobierno.

La ONG Justicia 11J registró al menos 70 protestas que dejaron un saldo de unos 25 detenidos desde el 18 de octubre. No obstante, para los periodistas independientes cubanos fue imposible reportarlas en tiempo real debido al colapso de las comunicaciones en el país.

El reportero que prefirió mantener el anonimato explicó que estuvo “tres días parado sin poder escribir una sola línea”, tanto por la falta de corriente para poder usar los dispositivos electrónicos, como por la falta de internet en los momentos en que pudo cargarlos. Él, como cualquier otro profesional de la prensa, necesita “conexión para poder buscar parte de la información”.

“Yo tengo la costumbre de estar informado permanentemente, reviso cada cinco minutos los medios internacionales y los cubanos. Evidentemente, me vi muy limitado por el nulo acceso a la información en esos tres días”, lamentó.

También el fotorreportero cubano Marcel Villa sufrió esta desconexión. No obstante, para sortear situaciones como esta, ha ideado su propia estrategia: “Cada vez que está el ambiente caliente y que hay alguna posibilidad de que tumben el internet, me pongo en contacto con gente de diferentes puntos de La Habana, sobre todo los más propensos a que sucedan protestas, y les pido que si sucede cualquier cosa que me llamen por teléfono fijo para yo salir para allá”.

“Para mí, como fotógrafo y como periodista, quedarme sin internet en primer lugar implica estar desinformado sobre lo que está sucediendo, y eso obstaculiza que pueda desplazarme hacia los lugares y cubrir las noticias a tiempo”, añadió Villa. Su situación es la misma que la de decenas de periodistas independientes en la Isla.

Pese a haber creado una red de colaboradores que le avisan de cualquier suceso en diferentes puntos de la capital, Villa reconoció que estas alternativas no son infalibles, pues depende de que sus fuentes estén “al tanto de las cosas” y que no les dé “miedo” avisarle. “Por lo tanto, estos apagones de internet siempre me dejan ciego en cierta medida”, aseguró.

Por otra parte, el fotorreportero explicó que al trabajar con medios independientes que tienen su sede fuera de Cuba no puede enviar los trabajos o fotografías. Entonces se ve obligado a recurrir “a gente que tenga un acceso especial a internet, lo que en la Isla es extremadamente raro, aunque hay quien lo tiene”.

Antes de crear estos mecanismos de “contingencia”, Villa sufrió en carne propia la desinformación provocada por la desconexión: “El 11 de julio de 2021 yo vi que había salido gente a protestar a La Habana Vieja y arranqué para allá, pero cuando llegué ya estaban tumbando el internet. Estuve allá incomunicado completo porque tumbaron también la red móvil”.

El fotógrafo cubano relató su experiencia cubriendo aquellas protestas: “No tenía ninguna idea de lo que iba a encontrar porque lo que vi en las redes sociales fue un grupo pequeño de gente en el Malecón, así que fui para allá a ver qué hallaba y tirar fotos a los restos de lo que quedara, pero cuando llegué me encontré la manifestación en el Capitolio con cientos de personas; fue algo increíble”.

No obstante, pese a la sorpresa y la emoción de encontrarse ante la que podía ser una de las coberturas más importantes de su vida, Villa se sintió frustrado. Según contó, estaba “incomunicado por completo”. “Intenté llamar a gente para avisarles de lo que estaba pasando, pero era por gusto porque ni red móvil había”, relató.

Además, tampoco pudo saber en ese momento que había cubanos saliendo a protestar a las calles en prácticamente todas las provincias del país.

“Como la gran mayoría de la gente estaba ahí, no sabía que la protesta era a escala nacional. Me fui enterando de eso cuando llegué a mi casa en la medida en que fue regresando el internet y empecé a ver los videos de lo que había pasado. Fue entonces que, como manifestante, tuve conciencia de la magnitud de lo que había sucedido, de lo que había sido parte”, contó.

Desde entonces, “cada vez que tumban el internet ―que lo han quitado varias veces desde el 11J―, la gente piensa que hubo alguna protesta en el país. En muchos casos sí pasa eso, pero en otros se ha caído por problemas técnicos u otras razones”.

Estrategia del régimen y tecnología antigua

Volviendo al colapso de internet del 18 de octubre, a raíz del apagón general, los especialistas de Diktyon explican que “en ese lapso de tiempo el servicio se mantuvo muy deteriorado, y mientras más tiempo pasaba era más normal ver que no había mucho tráfico en la Isla”.

No obstante, al equipo de Diktyon algo le llamó especialmente la atención: “la caída casi instantánea de la conectividad ese primer día de afectaciones”.

Para los especialistas, “eso demostró que no existen las condiciones necesarias para garantizar un mínimo de tiempo la conectividad de los usuarios de ETECSA ante un evento de este tipo. Por otro lado, las encuestas a los enrutadores de borde, que son las fronteras físicas entre Cuba y el mundo, demostraron que en esas oficinas nunca hubo problemas con la energía porque estos dispositivos siempre se mantuvieron respondiendo”.

Sobre la relación entre los cortes de electricidad y las afectaciones al servicio de internet, los investigadores de Diktyon explican que “los apagones afectan el servicio de internet debido a la infraestructura energética y de telecomunicaciones de la Isla, pues la red eléctrica es frágil, y cuando falla, muchas antenas y centros de telecomunicaciones que dependen de energía continua pierden operatividad”.

“Específicamente, el servicio de internet se ve afectado porque no existe un respaldo eléctrico adecuado para que las radiobases de ETECSA continúen emitiendo señal 3G o 4G. Solo permanecen operativas algunas radiobases ubicadas cerca de instalaciones estatales que cuentan con generadores eléctricos más grandes movidos por combustible. En algunos casos, minoría por ahora, llega a afectarse incluso el servicio Nauta Hogar, debido a que también deja de funcionar la red telefónica”, añaden.

Las investigaciones de Diktyon han señalado que la “situación en Cuba refleja una dependencia global de internet que, cuando se interrumpe, no solo afecta la vida cotidiana, sino también los derechos humanos, la economía, y la cohesión social”, por lo que “la reciente crisis eléctrica ha puesto de relieve estas dependencias y las vulnerabilidades de la infraestructura cubana”.

Para los especialistas, la ausencia del servicio de internet “significa que los cubanos pierden la capacidad de interactuar con el mundo exterior, mantenerse informados, o incluso comunicarse localmente si dependen de servicios basados en internet para ello”.

“En el caso específico de Guantánamo, donde el huracán Oscar impactó directamente, la falta de comunicación hizo difícil los preparativos para enfrentar el evento. La desconexión pudo aumentar las dificultades en la atención médica y la distribución de información vital. También afecta el acceso a plataformas educativas, las noticias y servicios en línea”, explican.

Entre las posibles soluciones para mejorar esta situación, los investigadores recomiendan “mejorar la infraestructura eléctrica, dado que muchos de los apagones de internet están vinculados a la inestabilidad del suministro eléctrico”. También consideran necesario “actualizar y expandir la red de telecomunicaciones en Cuba, mejorando la fibra óptica y otras tecnologías de transmisión de datos”.

Los especialistas también reclaman que el Gobierno establezca “una comunicación clara sobre cuándo y por qué ocurren los cortes, lo que junto con la transparencia sobre las medidas de mitigación, puede reducir la frustración pública y la desinformación”.

Por último, sugieren realizar “una revisión de las políticas de control sobre internet y telecomunicaciones, lo que podría alentar inversiones o cooperaciones internacionales que mejorarían la infraestructura, aunque sabemos que esto también plantea riesgos para la seguridad y el control gubernamental”.

De acuerdo con los integrantes de Diktyon, “existen reportes de que algunos cubanos ya están utilizando de manera clandestina los servicios de SpaceX en la Isla”. No obstante, no se atreven a asegurarlo rotundamente.

“A día de hoy, muchos tienen la esperanza de que la tecnología Direct-to-Cell, también de SpaceX, prevista para este año o el próximo, tenga un impacto significativo en este contexto, pues puede ser una alternativa para saltarse el control del monopolio gubernamental ETECSA”, añaden.

Lo cierto es que, pese a las dificultades que implicaría para los cubanos acceder a internet a través de SpaceX, tampoco es una idea descabellada. La legisladora cubanoamericana María Elvira Salazar, recién reelegida al Congreso de EE.UU., conversó erecientement con el magnate Elon Musk, director ejecutivo de SpaceX y de la empresa de internet satelital Starlink, para «llevar conectividad a Cuba». Más difícil será que el régimen ofrezca a la población un acceso a la red seguro, sin censuras, bloqueos, o interferencias imprevistas o intencionadas. 

Graduado de Periodismo en la Universidad de La Habana. Asentado en Madrid desde 2021, escribe en Diario de Cuba, El Estornudo y en el periódico español El Confidencial.
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