Las tunas

Las Tunas: Tres presos políticos y una mañana de “casualidades”

Ilustración: Julio Llópiz-Casal.

A veces, Holmis Rivas Carmenate se sorprende culpando a la casualidad de lo que sucedió en la mañana del 21 de abril de 2021 frente al café Bohemio, en el corazón de Las Tunas. Piensa, por ejemplo, en qué hubiese sucedido si él y Taimir, su esposa, hubiesen decidido llevarle a su hijo preso un pomo más de refresco en vez de dulces; o si Damián ese día se hubiese sentido tan mal como para no salir de casa o dejar para más tarde la venta de plantas medicinales; o si Adrián se hubiese ido, como de costumbre, a casa de un amigo a hacer una de sus directas en Facebook; o si Ana Ibis no se hubiese detenido a tomar un descanso en aquel preciso lugar; o si él no hubiese obedecido a Taimir y se hubiera quedado a su lado; o si hubiesen tomado por otra calle…

Si tan solo una de estas posibilidades hubiese ocurrido, tal vez ahora Damián, Taimir y Adrián no estarían en prisión, esperando condenas de siete, cinco y dos años, respectivamente.

Holmis piensa en esto a cada rato. Luego desiste de culpar a la casualidad y entiende que no había manera de escapar a lo que sucedió, que si no hubiese ocurrido el 21 de abril, ocurriría el 22 o la semana siguiente o quizás dos meses después.

-La culpa, en verdad, la tiene la dictadura. Esto sucedió y sucederá mientras en Cuba haya dictadura, y también hombres y mujeres valientes que la enfrenten.- dice.

I

Adrián Miguel Góngora Santiesteban  tiene 31 años y, hasta el momento de su detención, vivía del dinero que podía sacar de aquí y de allá, a veces vendiendo pasteles en la calle y otras cambiando saldo telefónico por dinero. En su tiempo libre, caminaba las calles del centro de Las Tunas con su celular y grababa directas en Facebook sobre la cotidiana odisea de los cubanos para conseguir alimentos y otros productos de primera necesidad. Largas filas en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), disputas por un puesto en las colas, excesivas multas aplicadas a vendedores callejeros. El día a día de la vida en la ciudad quedaba expuesto en sus grabaciones, amenizadas con comentarios en los que Adrián pedía a sus “compatriotas” unirse para poner “fin a la dictadura” y “comenzar a vivir con dignidad”.

Le gustaba llamarse a sí mismo El León de Santa Rita -como es conocido el general Vicente García, prócer tunero de las luchas por la independencia- y opositor contra el régimen cubano. Concebía su activismo político desde la divulgación, no solo de la realidad de su provincia, sino también de otras figuras disidentes, a quienes visitaba con frecuencia para hablar y, de paso, compartir una taza de café. Fue así como entabló amistad con Taimir, Damián y el escritor Rafael Vilches.

Más de una vez fue detenido por la policía política, pero las cosas nunca pasaron de simples advertencias y multas que rondaban los 3.000 CUP. Esto solo provocó que su temeridad aumentara y, con ella, la respuesta de las fuerzas represoras. El 19 de marzo de 2021, finalmente, fue sometido a un interrogatorio luego de ser violentado por agentes del Ministerio del Interior (MININT). Sucedió también en el centro de Las Tunas, muy cerca de donde, un mes más tarde, sería arrestado y conducido a prisión.

Aquel día, Adrián y Rafael Vilches conversaban por la calle cuando, muy cerca, vieron que unos inspectores le aplicaban una multa a un vendedor ambulante. Adrián comenzó a grabar el proceso y le pidió declaraciones al multado, quien afirmó que la sanción era injusta. Luego los dos amigos siguieron su camino, mientras comentaban lo que acababa de suceder. Un policía les interceptó muy cerca del lugar y les pidió sus carnés de identidad, a la vez que ordenó al joven opositor que dejara de grabar, pero este no obedeció.

Como en toda ciudad pequeña, es común que los amigos se encuentren una y otra vez sin proponérselo, y aquel 19 de marzo resultó que Damián estaba muy cerca. Como siempre, andaba con las plantas medicinales que vendía en las calles. Intentó defender a Adrián y Rafael, por lo cual también le retuvieron su identificación. Finalmente, llegaron más policías junto a hombres vestidos de civil, supuestamente agentes del MININT. Adrián y Rafael fueron arrestados en el acto. El primero fue sujetado con fuerza por el cuello y luego derribado. El agente que lo agredió buscaba en todo momento arrebatarle el teléfono móvil, y lo logró.

Bajo interrogatorio, a Adrián lo amenazaron con ser trasladado a la prisión provincial, conocida como El Típico.

-Singao, maricón, te van a violar en El Típico cuando te metamos allá dentro.- le dijo un oficial de la Seguridad del Estado, quien le ofreció el exilio como única alternativa a la cárcel. -Una cárcel no es un campismo.

Adrián se limitó a contestar que prefería quedarse en Cuba y que no le importaba ir preso. Los represores le propusieron que, si era “bravo”, se peleara a puñetazos con ellos. El joven hizo silencio frente a tal provocación. Luego le acusaron de “mercenario” y de recibir dinero del gobierno de Estados Unidos para “hacer contrarrevolución”.

-Te vamos a buscar una causa, cualquiera, y vas a terminar preso.- le advirtió un oficial.

Horas después fue liberado y sancionado a pagar una multa de 2.000 CUP. Adrián, el supuesto mercenario, durante el interrogatorio llevaba un par de zapatos con las suelas gastadas y próximas a despegarse.

***

Damián de Jesús Hechavarría Labrada tiene 47 años. Es un negro alto, de espaldas anchas y carácter afable. Sin embargo, con quienes no conoce suele ser reservado, reconoce su esposa, Ana Ibis Trista.

-Damián puede ser un poco desconfiado. No pertenece a ningún partido opositor ni se considera activista. Eso sí, nunca ha escondido su manera de pensar, sus críticas a la dictadura. Por eso solo se relaciona con otros como él.- cuenta Ana Ibis.

La desconfianza de Damián nació en 2010, cuando fue condenado a un año de privación de libertad por el delito de hurto. En aquella ocasión le detuvieron por intentar vender una bicicleta robada. Según Ana Ibis, Damián le confesó que fue un conocido suyo quien le pidió que la vendiera a cambio de una comisión. Sin embargo, no pudo demostrar su inocencia ante el tribunal.

Damián es también un hombre reservado y ecuánime, que vivía de vender viveros de plantas medicinales en las calles. El poco dinero que ganaba siempre lo destinó a su madre, una mujer muy anciana, ciega e inválida, que hace unos años comenzó a padecer de demencia.

Ana Ibis recuerda que cuando lo conoció, Damián parecía al borde del colapso. Al ser hijo único, debía encargarse a tiempo completo de las necesidades de su madre, incluyendo la alimentación. Juntos vivían en una casucha casi sin muebles, con un techo de madera podrida y agujereada que amenazaba con caerles encima el día menos pensado. Aun así, la Seguridad del Estado lo acusó en varias ocasiones de recibir grandes sumas de dinero del gobierno de Estados Unidos.

***

Taimir García Meriño es ama de casa, una mujer dedicada a sus cuatro hijos y al nieto de ocho años que vive junto a ella y Holmis. Sin embargo, también es una reconocida opositora política en la provincia, miembro de Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotora de la iniciativa ciudadana Cuba Decide.

Al menos durante los últimos 12 años, el activismo de Taimir le ha hecho víctima del acoso constante de los órganos de la Seguridad del Estado. También sus familiares han sufrido las consecuencias directas de esta hostilidad desmedida, la cual se incrementó desde el pasado año, afirma su esposo.

En 2010, fue condenada a siete años de privación de libertad por los delitos de robo con violencia, atentado e intimidación.

-Aquella fue una causa inventada. Buscaron testigos falsos, porque ella no robó nada a nadie. Simplemente, la detuvieron un día, mientras iba por la calle con la niña. Seis policías se abalanzaron contra ella, la sometieron y se la llevaron. No entiendo cómo pudieron acusarla de atentado cuando seis hombres ¡seis! la detuvieron. No le ocuparon nada. Fue todo delante de su hija, que en esa época tenía 13 años.- cuenta Holmis.

Taimir fue liberada antes de cumplir su sentencia. Pasó seis meses en una cárcel en Holguín, luego 18 meses en otra en Las Tunas, y 10 meses bajo régimen de prisión domiciliaria.

Varias veces la Policía ha tomado medidas contra otros miembros de la familia. Su hija, por ejemplo, fue arrestada en los carnavales provinciales, acusada de atentado y sancionada a más de dos años de prisión domiciliaria. Según Holmis, es muy probable que la detención solo buscase intimidar a Taimir. En otras ocasiones fue él mismo quien sufrió la hostilidad de las fuerzas represoras del gobierno.

-Hubo una vez, por ejemplo, en que estábamos en una cola, para comprar en una tienda. Ella se quedó en la fila y yo me alejé un poco. Necesitaba descansar las piernas y me senté en la acera. En eso llegaron varios policías y me dijeron que tenía que acompañarlos. Taimir fue a ver qué pasaba. Nos negamos a ir hasta que no explicaran el por qué me detenían. En medio de aquel escándalo, de un Banco Metropolitano que queda cerca salieron los trabajadores con banderas y nos hicieron un acto de repudio allí, en plena calle. Nos forzaron a montar en una patrulla y nos tuvieron en una unidad policial por cinco horas.- relató Holmis a YucaByte.

III

En la mañana del 21 de abril de 2021 no hubo más casualidad que la de tres amigos que se encontraron en un mismo sitio, y es probable que ni siquiera pudiera llamársele casualidad a que un hecho así ocurra en una ciudad pequeña como Las Tunas.

La versión de los hechos expuesta por la fiscal provincial Ianay Fernández, quien lleva el caso, plantea que todo comenzó en la mañana, cuando una inspectora “requirió” a Damián por “no portar el nasobuco” mientras ejercía su trabajo por cuenta propia. El expediente de la Fiscalía alega que Damián, sin motivo declarado, se alteró y “la tocó bruscamente por el hombro”. Luego otro inspector apareció en escena y le impuso una multa de 2.000 CUP. Al mismo tiempo llegaron Taimir y Adrián al café Bohemio y amenazaron públicamente a los inspectores, diciendo que “irían a sus casas para ajustar cuentas”. Los tres acusados “proferían frases contra el proceso revolucionario, provocando que acudieran al lugar varios agentes del MININT vestidos de completo uniforme”, continúa la versión oficial, que también alude al hecho de que Taimir gritara la frase “Patria y Vida”. Una vez le fue entregado el talonario de la multa, Damián lo lanzó contra un inspector. Más tarde aparecieron auxiliares de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y los detuvieron. Las acusaciones por atentado y desacato se sostienen entonces en que Adrián se resistió a ser arrestado, mientras que Damián golpeó con el puño y lanzó una patada a un estudiante del MININT con tal fuerza que este último necesitó tratamiento médico. Dicho estudiante también resulta testigo de las “amenazas” y la resistencia violenta al arresto por las que se acusa a Taimir.

La Fiscalía provincial levantó cargos contra Damián por atentado y desacato de carácter continuado, así como resistencia, y por ello le pide siete años de prisión. Taimir, por su parte, es acusada de atentado de carácter continuado, desacato y resistencia, y se espera que la sancionen con cinco años de privación de libertad. Mientras que Adrián es culpado de los delitos de atentado, resistencia y actividad económica ilícita, y se le pide una condena de dos años de prisión.

Los cargos por actividad económica ilícita fueron levantados tras una supuesta investigación sobre Adrián, realizada con posterioridad a los hechos del 21 de abril. Le acusan de vender saldo telefónico, y por ello le congelaron dos cuentas de ahorro en el banco, una de 200 MLC y otra de 1580 CUP. Según los órganos de instrucción, fueron decomisadas otras cantidades de dinero que le pertenecían, sin embargo, estas fueron incautadas en la casa de su tía. Aunque no pudieron encontrarle antecedentes penales, la Fiscalía ha usado como pruebas en su contra supuestas declaraciones de testigos que afirman que el joven es “irrespetuoso”, “desafecto al sistema revolucionario” y que “no se relaciona con nadie”.

Algo similar dicen de Damián, quien no solo cuenta con antecedentes penales por hurto, sino también por apropiación indebida. Según Ana Ibis, Damián le comunicó desde prisión que este antecedente (por el cual se supone que haya cumplido seis meses de privación de libertad) es “totalmente inventado”.

La Fiscalía sostiene, además, que Taimir “presume de guapa, no mantiene buenas relaciones con sus vecinos” y, al igual que sus compañeros, “se manifiesta en contra del proceso revolucionario”. El expediente también hace alusión a sus antecedentes penales: una sanción por atentado, robo con violencia e intimidación; y otra que le llevó a cumplir cuatro meses de prisión por robo con fuerza, en 1996.

Un hecho llama la atención en el expediente del caso, y es que se utilice como prueba de los delitos un documento certificado por la Oficina de Control Territorial del Ministerio de Comunicaciones (MINCOM), el cual asegura que “los hechos” fueron filmados y subidos en redes sociales, lo cual es catalogado como provocación. Sin embargo, la grabación realizada por Adrián no consta como prueba.

***

Existe otra versión de los hechos, la cual fue en parte grabada por Adrián. En base a dicho video, así como a las declaraciones de Ana Ibis y Homis para este reportaje, YucaByte, pudo reconstruir lo sucedido ese día.

El 21 de abril, cerca de las 10 de la mañana, Taimir y Holmis salieron de casa rumbo al centro de la ciudad. Al día siguiente visitarían en prisión a uno de sus hijos. Le llevarían una bolsa con comida, para que soportara mejor la mala alimentación a la que son sometidos los presos en las cárceles cubanas. Aunque ya tenían la bolsa casi llena, Taimir se empecinó a última hora en sumar unos dulces, algo que su hijo apreciaría mucho.

De camino a la dulcería, la pareja se encontró con Adrián, quien siempre rondaba esas calles con su móvil, buscando filmar la cotidianidad de los tuneros. Los tres conversaron durante buena parte del trayecto, hasta llegar a la avenida donde se encuentra ubicado el café Bohemio. Allí algunos curiosos observaban a Damián discutir con un grupo de inspectores.

Poco antes, Damián recorría las principales arterias de la ciudad con su caja de plantas medicinales. Ana Ibis, que decidió acompañarlo, propuso entonces que se tomaran un descanso en el Bohemio, donde ambos tomaron café. Una mujer, quien se presentó como inspectora, entró al establecimiento y fue en busca de Damián para pedirle su licencia. Él accedió. Luego la inspectora solicitó su carné de identidad y, una vez lo tomó en sus manos, se marchó sin decir palabras.

Preocupado, Damián fue tras ella. Quería que le explicasen por qué querían su cerné y, sobre todo, por qué se lo retiraban sin justificación. La inspectora le dijo entonces que le impondría una multa de 2.000 CUP por no llevar puesto el nasobuco.

-¿Pero cómo lo voy a llevar puesto, si estaba en una cafetería, bebiendo café?- preguntó Damián, pero no recibió respuesta alguna.

-Holmis, adelántate a la dulcería, que yo me quedo aquí.- le dijo Taimir a su esposo al ver a Damián. Holmis obedeció. Adrián, por su parte, echó mano al celular y comenzó a grabar cuanto pasaba.

Ante la negativa constante de los inspectores (que ya eran varios) a la petición de retirar la multa, la discusión se fue acalorando. Adrián cuestionó que sancionaran injustamente y de esa forma a un hombre pobre, que se gana la vida como puede para mantener a una anciana desvalida. Mientras tanto, Taimir gritaba:

-Basta ya. Abajo la dictadura. Patria y Vida. No queremos más comunismo. Ya está bueno de tanto abuso, de reprimir al pueblo.- y volviéndose hacia la multitud de curiosos que los rodeaban, dijo:- Únanse, que hoy es a nosotros, pero mañana es a ustedes.

Las personas que rondaban el sitio se limitaron a observar en silencio, movidas solo por la curiosidad. Algunos estaban en contra de la multa impuesta a Damián, pero no lo expresaron en voz alta. Las muestras de apoyo apenas fueron susurros. Por otro lado, al menos dos supuestos civiles lanzaron algunas ofensas contra Taimir, Adrián y Damián. Uno de ellos, una mujer, les acusó de mercenarismo, mientras que un hombre, con sorna, les gritó: “Álcense en la Sierra, a ver cuánto duran”.

El lugar fue rodeado de policías y agentes con uniformes militares, a quienes Adrián, a petición de Taimir, expuso ante la cámara del móvil. Uno de los oficiales le exigió al joven opositor que dejara de filmar, a lo que este contestó que no lo haría, pues estaba en su derecho a hacerlo. Mientras, un auxiliar de la PNR los grababa. Dicha grabación, por cierto, tampoco es considerada como prueba por la Fiscalía.

-Pueblo, despierten.- pidió Adrián a los curiosos, pero nadie respondió a su llamado. En cambio, la entrada del Bohemio comenzó a ser ocupada por agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil.

La situación se dilató unos minutos más. Mientras los tres gritaban consignas contra el régimen cubano, más efectivos policiales se acercaban a ellos. Damián advirtió a los represores que no lo tocasen, que ellos estaban protestando pacíficamente. A la vez, pidió disimuladamente a Ana Ibis que no se involucrara en los hechos. Un inspector le entregó entonces el talonario con la multa. A diferencia de lo planteado en la versión de la Fiscalía, en la grabación se puede observar que Damián toma el papel y, en vez de aventarlo contra alguien, se para frente a la cámara y los rompe en pedazos.

A punto de ser cercados, Adrián, Damián y Taimir echaron a andar y doblaron en la esquina. Los siguieron varios policías y una multitud de personas con ansias de ver el final de aquella escena. Adrián, específicamente, fue perseguido por un represor vestido de civil.

-Cuidadito con tocarme.- le dijo, pero el sujeto rápidamente le agarró por el cuello e intentó arrebatarle el teléfono móvil. En el forcejeo, la grabación se detiene.

Según Ana Ibis, fueron los represores quienes ejercieron una violencia desmedida sobre los manifestantes.

-Damián, el negro, fue apresado por seis policías que lo estuvieron golpeando hasta que lo montaron en una patrulla. Él, sin embargo, no golpeó a nadie.- recuerda su esposa. 

Antes de ser conducido a una unidad policial, Damián le pidió un beso apresurado en los labios. Ella accedió, mientras agentes del MININT se disponían a lanzarse sobre él.

-Ve a casa.- fueron las últimas palabras que Ana Ibis escuchó de su esposo ese día.

IV

Para el 4 de mayo de 2021, Adrián, Taimir y Damián aún eran reportados como desaparecidos. Ninguno de sus familiares conocía sus paraderos, y así fue por un tiempo más. Holmis y Ana Ibis presentaron un recurso de habeas corpus, pero este fue denegado por las autoridades judiciales de la provincia.

Lo último que supo Ana Ibis de Damián, antes de que le informaran que había sido trasladado a la prisión de “El Típico”, fue que se encontraba en una unidad policial. En la misma tarde del 21 de abril se dirigió hacia allí, pero una patrulla la interceptó a medio camino. Estuvo detenida durante unas cuatro horas y sin motivo alguno en la estación municipal. Al salir, le fue aplicada una multa de 2.000 CUP por haberse retirado el nasobuco aquella mañana para darle un beso de despedida a su pareja.

Ana Ibis ha podido hablar con Damián en varias ocasiones. Él le ha contado que no pocas veces ha sido castigado a pasar temporadas en una celda de aislamiento. Sin embargo, le dijo también, todavía se siente con fuerzas de soportar el presidio.

-Tenemos abogado, pero Damián es muy desconfiado, y yo también, porque en Cuba las instituciones jurídicas no son independientes del poder político. Realmente, en quien confío es Damián, en su autodefensa, en que pueda decirles la verdad en la cara a los represores.- confiesa Ana Ibis, quien asegura que la calle donde fue detenido su esposo se mantuvo con vigilancia policial durante varios días después del arresto.

-No me gusta pasar por ahí.-dice- Me trae recuerdos de ese día triste. Igual, fue también un día hermoso. Aunque está pagando un precio, Damián se expresó libremente y le dijo al régimen cuanto pensaba. Eso me reconforta.

Por su parte, Holmis recuerda que, tras saber la ubicación de Taimir, pasó mucho tiempo antes de poder visitarla. Apenas 10 días después del arresto, la condujeron a la Granja 5, una cárcel para mujeres ubicada en Camagüey, a donde le fue imposible ir dadas las restricciones de movilidad impuestas por el gobierno para frenar los brotes de Covid-19.

-Todavía se me hace difícil ir a verla, pues el transporte es muy caro. Allí sé que la han aislado en varias ocasiones. Me contó que durante la detención le partieron un dedo, y que en Granja 5 las presas y las carceleras no paran de provocarla. La insultan, la ofenden. Los opositores son tan hostigados en las prisiones como en las calles. A veces más.- cuenta Holmis.

En prisión, le ha relatado Taimir, la comida es poca y de pésima calidad. También es deficiente la atención a los enfermos, sobre todo debido a la falta de medicamentos. La opositora actualmente padece de gastritis y ha debutado una diabetes. Además, sufre de bronquiectasia, una afección de las vías respiratorias que dificulta la expulsión de mucosidad y permite la proliferación de bacterias en esa parte del cuerpo. Esta enfermedad suele ser una secuela de neumonías o de fibrosis quísticas, y se trata generalmente con fisioterapia y antibióticos. Según Holmis, su esposa no ha recibido este tratamiento en prisión.

Poco después de lo sucedido el 21 de abril, Holmis fue expulsado de su centro laboral. Durante dos años trabajó como custodio en una empresa estatal, aunque no como plantilla fija. Su despido fue notificado mediante una simple nota, en la cual la dirección alegaba tener la potestad de tomar esa decisión cuando quisiese. Desde entonces, está desempleado.

-No he podido trabajar. Y trabajar siempre será difícil para nosotros, porque la Seguridad del Estado siempre se encarga de obstaculizar todo lo que puedan hacer los opositores y sus familiares para tener alguna “entrada económica”. Creo que en 45 años de vida que tengo jamás me las he visto tan negras. En esta casa somos muy humildes y hay un niño de ocho años que mantener. No sé cómo haré para llevar dos jabas con aseo y comida a dos personas a partir de ahora.- se lamenta.

Este reportaje se escribe el 9 de diciembre de 2021. Es decir, seis meses y 18 días después de que Damián de Jesús Hechavarría, Adrián Miguel Góngora y Taimir García Meriño fuesen arrestados. Ninguno de ellos tiene asignada aún la fecha del juicio.

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