Mapas en Cuba: geolocalizando la desconexión

Cartel que señaliza la calle Picota en La Habana, Cuba.
Cartel que señaliza la calle Picota en La Habana, Cuba.

Calle Picota, Habana Vieja, Cuba. Foto: Norges  Rodriguez Almiñán.

Por Jorge Luis Batista Echavarría y Alberto C. Toppin

Cuando en 2017 el ministro cubano de Turismo dijo a la Asamblea Nacional cuántos millones de turistas llegaron a la isla, no mencionó, entre otras cosas, cuántos prefirieron, por ejemplo, los autos clásicos a los ómnibus de Transtur. O, incluso, el número de aquellos que se escaparon de ambas opciones y que, puestos los pies en La Habana, llegaron al centro de la ciudad —y hasta salieron de él— gracias al deprimido transporte público.

No es que el P-12, la única línea regular que conecta el Casco Histórico con dos de las terminales aéreas, se haya destinado completamente a los turistas. Más bien ellos, a manera de injerto social, muy esporádicamente, lo han abordado. Y durante el trayecto, además de asombrar al resto de los pasajeros con la mochila de campaña, ropa bien cómoda y algún que otro acento o lengua, han llamado la atención sobre cómo verifican el lugar donde están exactamente.

No es para menos. En un país donde millones de dispositivos se usaron durante años para hacer videollamadas en zonas públicas con internet inalámbrico, donde la gente siempre pregunta por algún lugar o parada, no es tan común ver cómo un iPhone dibuja en su pantalla, en tiempo real gracias al GPS, por dónde va el ómnibus.

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A diario, millones de usuarios en el mundo acuden a algún tipo de tecnología de localización con la misma necesidad que hizo surgir a los mapas en la antigüedad: la de desplazarse, de enseñarle a otros alguna ruta o de guardar estas en algún soporte. Sin embargo, a diferencia de los tiempos remotos, los mapas se escriben actualmente en «ceros y unos», es decir, en códigos binarios propios de la programación digital, y para utilizarlos es necesario un smartphone, tablet o una computadora con un navegador web. Por lo general, requieren del acceso a servicios en línea o se generan a partir de datos almacenados.

Mientras que el avance de las tecnologías de la información —sobre todo de internet— y el uso de dispositivos de posicionamiento como el GPS han democratizado la utilización de herramientas y técnicas de edición cartográfica, la inserción de Cuba en este fenómeno global ha tomado caminos algo sinuosos.

Al menos cinco entidades cubanas con personalidad jurídica producen datos geográficos. Una de ellas, la principal, es el grupo empresarial Geocuba: elabora y comercializa información, tecnologías, productos y servicios relacionados con el estudio y la utilización del medio geográfico, por lo que puede considerarse la fuente autorizada más importante del país en este tipo de datos.

Otros tres que ofrecen información relacionada con la geografía cubana, aunque en mucha menor medida, son la Oficina Nacional de Hidrografía y Geodesia (ONHG) —adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas—, el Instituto de Planificación Física (IPF) —del Ministerio de Economía— y la Agencia de Medio Ambiente (AMA) —perteneciente al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente—.

De Geocuba surgió la Infraestructura de Datos Espaciales de la República de Cuba (Iderc), que comparte un servicio WMS (Web Map Service) con cartografía a escala 1:250 000, 1:100 000 y 1:2 000 de algunas ciudades de Cuba. Sin embargo, al final de su sitio web aparece una nota de copyright atribuida a la Agencia GeoMIX — del mencionado grupo empresarial— y a la ONHG.

Durante la investigación para este trabajo periodístico, no se encontró ninguna otra fuente pública cubana de datos geográficos.

Quizás lo más cercano sea el Catastro Nacional Urbano, actualmente en proceso de actualización hasta el 2021. Con él, se dispone de cartografía producida por Geocuba para “los objetivos de desarrollo del país”. Entre la información que incorpora se incluyen hidrografía, vialidad y el trazado de los asentamientos poblacionales urbanos de toda la nación. No obstante, en ningún caso los mapas están disponibles para ser utilizados bajo una licencia libre.

Lejos de emplear el plano disponible en la Iderc, en Cuba se utilizan las versiones para web de Google Maps, Bing Maps y OpenStreetMap (OSM) fundamentalmente para crear aplicaciones tanto para dispositivos móviles como para computadoras y entornos online.

Si de aplicaciones se trata…

Generalmente, las aplicaciones cubanas están concebidas para funcionar sin conexión a Internet y no implementan ningún mecanismo de contribución –o muy pocos–, es decir, los usuarios no aportan contenidos.

Infografía de algunos servicios que utilizan mapas offline.
Infografía de algunos servicios que utilizan mapas offline.

Una de las desarrolladas por cubanos es Andariego, una iniciativa cerrada mantenida por Geocuba que logró implementar un servicio de localización de puntos de interés sobre su propia cartografía. También está MapaDCuba, que forma parte del proyecto entuMovil —de la Empresa Nacional de Software DESOFT— y ofrece la posibilidad del cálculo de rutas y navegación guiada por voz sobre el mapa de OSM.

Según Laura Barroso, miembro activo de la comunidad OSM_Cuba y creadora de la aplicación, MapaDCuba nació de una investigación sobre cartografía para Android. “Comencé buscando información sobre alternativas a Google Maps y di con OpenStreetMap, que lo utilizan todas las librerías de mapas (bibliotecas de software) que no están vinculadas a Google”, explica.

Lo primero que hizo el equipo detrás de la app fue desplegar un plano de apenas 14 megabytes. Luego se apoyó en el servicio de Geofabrik para trabajar en ambientes sin conexión permanente a internet. Posteriormente agregaron funcionalidades más complicadas: crear las mencionadas rutas y guías en tiempo real para llegar al destino del usuario.

El porqué de usar OSM, según Laura, se debió a la posibilidad de colaborar y el acceso sin restricciones. “Para obtener un mapa oficial de Cuba hay que contar con Geocuba, lo cual imposibilita muchas veces hacer las cosas de la mejor forma posible o con la rapidez que se necesita. Y lo peor es que no siempre está actualizado”, dice. “La idea era distinguirnos un poco de los mapas que se utilizaban normalmente”, agrega.

Un teléfono movil muestra en su pantalla un mapa en una calle de Santiago de Cuba.

Con el incremento de la cantidad de teléfonos inteligentes se ha extendido en Cuba el uso de aplicaciones como Osmand y Maps.Me, que funcionan sin conexión. Foto: Jose Roberto Loo Vázquez

Con mapas utilizados normalmente, Laura se refiere a aplicaciones no cubanas y más pesadas. Dos de ellas, OsmAnd y Maps.ME, son de código abierto e implementan un servicio de navegación offline utilizando la base cartográfica de OpenStreetMap. Sin embargo, en ellas las ediciones hechas por los usuarios —como la inserción de nuevos elementos, anotaciones o correcciones de los ya existentes— sí pueden incluirse en el mapa. De ahí la gran diferencia con las aplicaciones para móviles de Google, Bing y Apple, pues estas promueven algún tipo de contribución —sobre todo de imágenes y notas personales— que termina cautiva por los términos de las licencias de los dueños de las aplicaciones.

En cuanto a iniciativas privadas, son varios los casos. Por ejemplo, Isladentro, AlaMesa y Conoce Cuba sustentan su modelo de negocio en mantener un conjunto cerrado de datos para generar beneficios económicos. No obstante, sus fuentes cartográficas son tan diversas como mismo lo son las de los proyectos estatales.

Mientras que La Papeleta —una aplicación con la cartelera cultural cubana—, Isladentro, AlaMesa y HabanaTrans —un directorio de las rutas del transporte público habanero— incorporan el mapa de OSM en sus servicios de localización, Conoce Cuba usa cartografía de Google en su versión online y de OSM para las consultas offline.

Quizás la más reciente de todas ellas sea La Guagua, una aplicación concebida en Las Tunas y que desde mayo de 2017 espera por inversiones tecnológicas para expandir su uso. Con ella —y haciendo uso de una conexión de datos móviles—, se podría hacer un seguimiento en tiempo real de lo vehículos del transporte público. Sin embargo, ningún reporte especifica qué cartografía fue utilizada en la programación.

El mapa de todos

Aunque OpenStreetMap surgió en Reino Unido en 2004, hoy es un mega proyecto colaborativo para crear un mapa libre y editable del mundo. Es una idea que, sin dudas, seduce a no pocos, incluyendo a los cubanos: desde el año 2008 comenzaron a colaborar y actualmente hay estadísticas de que unas 22 personas han hecho más de 100 cambios al mapa.  

La causa de la aparición de OSM fue, precisamente, la imposibilidad de usar los datos generados por las agencias cartográficas tradicionales. Su creador, Steve Coast, se inspiró en el éxito de Wikipedia y en la masificación de los dispositivos portátiles de navegación para ofrecer una oportunidad de recolectar información geográfica manualmente. La principal finalidad era su utilización gratuita a nivel global. Hoy es una comunidad de más de cinco millones de usuarios registrados en todos los continentes.

La adopción de OSM como cartografía base en otros proyectos que incluyen mapas o que implementan algún servicio de localización ha sido decisiva. Justamente para promover el uso libre y la redistribución, los contenidos se publicaron originalmente bajo la licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike (CC BY-SA), y en septiembre de 2012 cambiaron a Open Database License (ODbL) para incidir más en los datos que en la representación.

En cuanto a trazado, el mapa está bastante completo. Una manera de comprobarlo es comparando los datos de OSM con alguna fuente autorizada, que podría ser Geocuba, pero esta no los tiene públicos. Sin embargo, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) sí.

Según publica la CIA en su World Factbook —donde proporciona información sobre 267 entidades mundiales—, en Cuba hay 60 858 km de carreteras, incluyendo la Autopista Nacional. En OpenStreetMap se han mapeado 61 527 km, que constituyen solo una parte de los 85 294 km de vías y caminos que tiene el plano. Aun así, hay elementos de determinadas zonas que, literalmente, no están en el mapa.

En el grupo cubano de usuarios —bastante activo, por cierto— es frecuente encontrar mensajes donde se mencionan poblados con calles no reconocidas. Por ejemplo, Hugo Florentino —conocido también como @geekmidget—, escribía en enero de este año:

        [mappress mapid=»1″]

El problema en la nación caribeña pasa por la falta de voluntarios con capacidad para editar y conocimientos suficientes de la zona en cuestión. El pueblo de Buena Vista no es el único con problemas. Capellanías (Artemisa), Juan González y Mar Verde (Santiago de Cuba) son los únicos tres asentamientos donde no hay, al menos en el mapa, una sola calle en un radio de 700 m. Por ello, se considera que todavía están sin mapear.

Manos cubanas también en los mapas del futuro

Probablemente uno de los servicios que más seducen a los usuarios de la red son los llamados street views: aplicaciones que permiten navegar a través de imágenes panorámicas horizontales o de 360 grados en varias ciudades del mundo. También se utilizan para realizar paseos virtuales, explorar sitios remotos o encontrar lugares de interés como tiendas, restaurantes y hoteles. Sin dudas, el más extendido de todos es Google Street View, donde se puede soltar al Pegman —el hombrecito amarillo— en más de 187 países. Incluye tres funcionalidades: caminatas virtuales, vistas interiores y fotos esféricas que incorporan las que han sido contribuidas por los usuarios, estas últimas las únicas completamente accesibles para Cuba.

En cuanto a la disponibilidad, sucede lo mismo con Bing Maps Streetside de Microsoft y Flyovers de Apple. La razón radica en que las imágenes utilizadas en estos servicios son capturadas por vehículos equipados con cámaras 360 y dispositivos de localización que graban mientras recorren zonas urbanas o rurales. A los lugares de difícil acceso envían triciclos o personas que cargan mochilas, y para los espacios interiores usualmente llevan un carrito (trolley dolly) que desarrolló el equipo de Google Art Project para hacer fotos en alta resolución de las obras de los museos.

Por el momento, no ha sido posible la entrada de ninguna de estas compañías, pero sí de Mapillary, mientras que OpenStreetCam ha sido empleada en Cuba.

  Mapa muestra las calles de La Habana

Unos 50 usuarios han ofrecido  imágenes a Mapillary de casi toda La Habana Vieja y Centro Habana, de zonas dentro de las principales vías de transporte de la capital cubana. Foto: Captura de pantalla de Mapillary.

Mapillary es un proyecto basado en la colaboración masiva (crowdsourcing) que brinda una alternativa libre a los recorridos virtuales y utiliza las fotografías aportadas por los usuarios para hacer una reconstrucción 3D del planeta con alto nivel de detalle, lo que ha posibilitado alcanzar lugares donde los vehículos con cámaras no han podido llegar.

Según su funcionamiento, cualquier persona con un smartphone, una cámara de acción o un dispositivo capaz de crear una imagen con coordenadas geográficas puede contribuir al proyecto, siempre que tenga acceso a internet. La recopilación de datos resulta muy simple para el usuario, pues la mayor parte del procesamiento de las imágenes se hace en el servidor mediante tecnologías del big data y visión por ordenador, esta última encargada de traducir las fotos en información numérica para que sean procesadas por una computadora. Además, las capturas pueden reutilizarse bajo licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License (CC BY-SA 4.0).

Mapillary otorga también un permiso especial para que la información recopilada a partir de las fotos —nombres de calles, señales de tráfico, ubicación de los comercios— se pueda subir a OpenStreetMap. Asimismo, las pistas GPX pueden ser usadas sin restricciones.

OpenStreetCam —anteriormente llamado OpenStreetView— es un proyecto muy similar a Mapillary. Sin embargo, la principal diferencia entre ambos radica en que las aplicaciones web y móviles de OpenStreetCam son de código abierto, mientras que las de Mapillary no. Además, permite que los usuarios eliminen las fotos que subieron en caso de cambien de parecer sobre su contribución.

Imagen muestra mapa de La Habana en la plataforma Open Street Map

Cuatro usuarios han enviado imágenes sobre Cuba a los servidores de OpenStreetCam. En total, existen registrados 2772 Km en la isla. Foto: Captura de pantalla de OpenStreetCam.

Según dijo a Yucabyte Alexandru Ilisei, líder del equipo técnico de OpenStreetCam, 4 usuarios han enviado imágenes sobre Cuba a los servidores de este proyecto. El Vedado habanero, la Carretera Central (Perico, Matanzas) y la calle Sol (municipio La Habana Vieja) son algunos de los lugares mapeados, y entre los usuarios activos está Laura Barroso. En total, existen registros de 2772 km de la isla.

En cuanto a Mapillary, unos 50 usuarios han ofrecido 342 012 imágenes aproximadamente de casi toda La Habana Vieja y Centro Habana, de zonas dentro de las principales vías de transporte de la capital cubana y de otras localidades como Bauta, Viñales, Cárdenas y Camagüey. El mayor aporte fue resultado de una campaña organizada por Claudio Cossio con un grupo de voluntarios de la comunidad cubana de OpenStreetMap, en septiembre de 2016.

Con 15 provincias y 168 municipios, es evidente: hay trabajo por hacer.

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