Pedrito Martínez: “Soy la primera persona de mi familia que se va de Cuba”

Ilustracíón: Ramsés

Pedrito Martínez es de esas personas que me hacen sentir más viejo. Lo conocí hace más de 10 años, en nuestro Pinar del Río natal, cuando me tocó prepararlo para sus exámenes de captación de la Escuela Nacional de Arte (ENA). Por aquel entonces era un niño tímido y algo retraído. Me recordaba mucho a mí y quizá por eso lo acogí con un cariño especial. 

No coincidimos en la ENA; él entró el mismo año en que me fui de Cuba y entonces nos perdimos el rastro, hasta que un día me lo tropecé en YouTube. Pedrito formaba parte de la serie Entrega, estrenada en 2019 bajo la dirección de Alberto Luberta Martínez. Me emocionó mucho verlo después de tantos años, más maduro, más actor. 

Por esa fecha fue que reconectamos por las redes sociales. Creo que lo descubrí en un reel publicado en Instagram por el también actor César Domínguez, en el que ambos parodiaban a dos mujeres que planeaban irse de fiesta. Todavía recuerdo ese video y me desternillo de la risa. 

Pedrito hizo varios programas más en la Televisión Cubana, y participó en las obras de teatro Harry Potter, se acabó la magia y Shakespeare gourmet bajo la dirección de Carlos Díaz en el grupo de Teatro El Público. En el cine trabajó en la película Los Frikis, que se rodó en República Dominicana y, además, en Vicenta B., de Carlos Lechuga. Y después… ¡pum!… el mismo destino de tantos jóvenes cubanos: el exilio. 

Fue precisamente en el estreno de Vicenta B. en Miami que me lo encontré, después de tanto tiempo. Verlo por primera vez en pantalla grande me produjo esa sensación de orgullo como de hermano mayor. Pedrito me sigue recordando mucho a mí y, cada vez que lo veo triunfar, recuerdo aquellas estrofas del olvidado himno de nuestra tierra: “Pinar del Río, región fecunda donde Natura vertió sus joyas con esplendor…”.

―¿Quién es Pedrito Martínez?

Pedrito Martínez es un pinareño medio loco que decidió un día ser actor. 

―En la última película de Carlos Lechuga, Vicenta B., interpretas al hijo del personaje principal. ¿Cómo llegó a ti esa oportunidad? 

La oportunidad del personaje de Carlitos en Vicenta B. me llegó a través de un casting que hice estando en La Habana. Carlos Lechuga me citó en su casa, me hizo el casting, y como a las dos semanas me llamó para decirme que el personaje era mío. Fue una gran alegría saber que iba a trabajar con Linnette Hernández, con quien ya me unían lazos muy fuertes que afianzamos aún más durante el rodaje, y con Lechuga y con todo el equipo que formó parte de la película. 

―¿Qué tienes en común con Carlitos, el personaje que interpretas en la película?

Cuando rodamos la película lo único que tenía en común con Carlitos era que ambos éramos hijos de padres divorciados que vivíamos solamente con nuestra madre. Eso era lo único que tenía en común en aquel momento. Pero ahora mismo todo cambió. Ahora tengo mucho más en común con Carlitos, ya que tomé la misma decisión que toma el personaje en la película: me fui del país, dejé atrás a mi madre, mi familia, mis amigos, todo por ir en busca de un futuro mejor.

Vicenta B. está actualmente participando en importantes festivales de cine a nivel internacional, sin embargo fue censurada en Cuba. Como actor, ¿cómo viviste la censura de uno de los trabajos más importantes de tu carrera?

De siempre Cuba me ha parecido un país bastante censurador con respecto al arte y con respecto al criterio de los creadores. Si tú defiendes Cuba de la misma forma en la que “ellos” creen que debe ser defendida, todo está bien, pero si un creador se atreve a contar la verdad de lo que está pasando puede ser censurado. Y eso me parece injusto y una falta de respeto a un director de cine como Carlos Lechuga; me parece una falta de respeto a todos los actores y una falta de respeto al equipo de producción. Censurar una obra de arte es una gran falta de respeto, y más cuando dicha obra está narrando la realidad. Cuba es una Isla vieja. Los jóvenes se están yendo porque no aguantan ese sistema. Entonces, me parece feo que se censure un trabajo que habla sobre el dolor que está pasando Cuba ahora mismo; el dolor de las madres, de las abuelas, de los padres, sufriendo la partida de sus hijos. 

―La cinta se estrenó en Florida durante la 40ta. edición del Festival de Cine de Miami… Tuve la suerte de estar en la presentación y adoré la película y tu trabajo en ella, pero mientras la veía me preguntaba: ¿Qué se siente estar presente en el estreno de tu primera película en “la capital del exilio cubano” y no en Cuba?

Estar presente en la premiere de la película en Estados Unidos fue algo que nunca me imaginé porque yo ni siquiera sabía que iba a comenzar el año en Estados Unidos. Todo sucedió muy rápido. Lo disfruté muchísimo, ya que Vicenta B. es la película a la que más tiempo y trabajo siento que le he dedicado como actor. Haber estado en la premiere en Miami resultó una experiencia muy linda, maravillosa, y también muy novedosa para mí.

―¿Qué te motivó a salir de Cuba?

Lo que motiva a todos los cubanos a salir: la falta de TODO que hay allá. En todos los sentidos: económico, emocional… El cubano se siente muy mal por el hecho de que por cualquier cosa te quitan el internet, de que no haya comida en ningún lugar, de que te censuren tus propios trabajos después de que ya los aprobaron, después de que ya pusieron el dinero para rodarlo, después de que ya todo estaba bien, y de repente te censuren, te prohíban hacer otras cosas… No sé… Cuba tiene demasiados defectos. También me fui porque quería ayudar a mi familia, a mi mamá, a mi abuela, a mi bisabuela, a mi primo, a toda mi familia que está en Cuba. Soy la primera persona de mi familia que se va de Cuba. Sentí la necesidad de hacerlo. Por el simple hecho de ayudar a los míos allá, porque aquí hay más oportunidades de hacer más dinero, más economía. Y me fui porque ya Cuba para mí no daba más. Yo en Cuba no podía seguir viviendo porque me sentía mal todos los días. Y por eso me fui, porque me sentía mal en el país en el que nací, es muy triste, porque es mi tierra, pero… nos están obligando a hacerlo: la policía, los presidentes, las leyes y la escasez de todo, desde sentido común hasta comida. 

―¿Cómo fue que llegaste a Estados Unidos y dónde estás viviendo ahora? ¿Te atreverías a narrarme un poco la experiencia de tu travesía? 

Estoy viviendo en San Antonio, Texas. Mi travesía fue la misma travesía de casi todo el mundo: Nicaragua, Honduras, Guatemala, México, Estados Unidos. Lo mismo. Pasé lo mismo que han pasado muchos cubanos. 

―¿De las pocas veces que has estado aquí en Miami, qué pudieras decir que es lo más y lo que menos te ha gustado?

Lo que más me gusta es que hay muchos cubanos y que me siento como en Cuba. Muchas personas hablando en español; veo muchos cubanos. Tengo muchos amigos allá y eso me encanta. Saber que puedo levantar el teléfono y poder ir a casa de cualquiera, que puedo salir con cualquiera. Y lo que no me gusta es que es muy caro. 

―¿Y de San Antonio, Texas?

Que es un lugar muy tranquilo; no hay mucho movimiento y hay mucha tranquilidad. Eso me relaja. Lo que menos me gusta es lo mismo. No estoy acostumbrado a tanta tranquilidad. 

¿Qué es lo que más y lo que menos extrañas de Cuba?

Lo que más extraño de Cuba es a mi mamá, a mi abuela, a mi bisabuela, a mi primo y a mis amigos. Los extraño mucho, mucho. Extraño mucho mi casa, las fiestas en Cuba, el ron cubano, el mar, la playa, el Malecón, La Habana, Pinar del Río y toda mi gente que está allá. Y lo que menos extraño: la falta de TODO. Saber que no hay transporte, que no hay comida, que te quitan la corriente cuando quieran, que quitan el internet, que todo el tiempo estás viviendo al límite. Eso es lo que menos extraño de Cuba, el hecho de vivir al límite y estar sobreviviendo todo el tiempo. A mí no me gusta sobrevivir. A mí me gusta vivir. 

―¿Cómo se relaciona Pedrito con sus redes sociales y cuánto han influido en la forma en que te relacionas con el mundo hoy?

Con las redes sociales yo soy bastante sincero y bastante “yo”. No me interesa mucho la cantidad de likes que pueda tener en una publicación, ni la cantidad de seguidores ni de reproducciones. Eso realmente no me interesa. Yo simplemente muestro en mi perfil las cosas que son verdaderamente importantes para mí. No me gusta hacer reels graciosos ni publicar fotos sexis, ni suelo publicar mucho en realidad, aunque parezca que sí. Le descargo más a ver contenido de los demás que a publicar yo.

 ―¿A qué dedicas tus días en la actualidad? 

Ahora mismo mis días los dedico a trabajar y a estudiar inglés, hasta que algo cambie…

Las nueve preguntas personales de Hansel. 

Una película: Kill Bill.

Una canción: Muriendo de envidia, de Eliades Ochoa y C. Tangana.

Un libro: Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud.

Una ciudad: La Habana.

Un olor: El olor a mi abuela.

Un sabor: Limón.

Una persona: Mi mamá.

Una red social: WhatsApp.

Un sueño: Sueño con volver a ver a los míos.

Un mensaje para los cubanos que viven en la Isla:

Mi mensaje para los cubanos de la Isla es que hagan todo lo posible por irse de allí, y que regresen en algún momento cuando ya se hayan ido la partía de descara’os que hay ahí gobernando. Ese es mi consejo. Porque la vida en ese país es fatal. El otro consejo que pudiera darles es que lucharan por algo distinto, pero ya se ha intentado y nada. Yo no le pido al pueblo que se subleve, porque el pueblo no tiene armas y el Gobierno sí. Si hubiese forma de ganar sin armas hasta yo me voy para la calle, como lo hice el 11 de julio [de 2021], que también salí a la calle a gritar. Pero es muy triste ver a los policías golpeando al pueblo. Cubanos golpeándose entre ellos. Mi consejo es que se vayan o que cambien su realidad, pero si no pueden, que se vayan de ahí. 

Hansel Porras García (n. 1994) es un actor, escritor y cineasta queer cubano radicado en Miami. Sus obras exploran la multiculturalidad de la comunidad hispana de Miami, centrándose en la diáspora cubana y examinando temas como la inmigración, la familia y la identidad.
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