Twitter suspende cuentas cubanas

Cuentas cubanas en Twitter: alertas y variables de una suspensión masiva

 

El miércoles 11 de septiembre de 2019, un grupo de cuentas asociadas al oficialismo en Cuba— medios de prensa, funcionarios, instituciones y periodistas—, fueron suspendidas por la red social Twitter. Ocurrió mientras el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se presentaba en el programa televisivo Mesa Redonda para informar las medidas que adoptaría el país ante la agudización de la actual crisis económica, eufemísticamente llamada desde entonces “situación coyuntural”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla calificó la acción de la compañía norteamericana como “una  operación concertada” que “trató de limitar los pronunciamientos en favor de la verdad”.


Además de medios de prensa, Twitter penalizó perfiles como el de Mariela Castro, hija de Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y el del Ministerio de Comunicaciones (MINCOM).

La Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) emitió un comunicado en el que consideró el incidente como un “acto de guerra cibernética, obviamente planificado, que busca limitar la libertad de expresión de instituciones y ciudadanos cubanos, y silenciar a los líderes de la Revolución”. La UPEC también exigió a Twitter que se restablecieran “de inmediato” los perfiles suspendidos, y aseguró que “en ningún caso” estos habían violado las políticas de uso de la plataforma.

“Letra pequeña”, algunas reglas de Twitter que casi nadie lee

Twitter, Inc es una empresa privada con sede en San Francisco, California, Estados Unidos; y Como todo negocio de su tipo, impone un grupo de reglas, políticas, términos y condiciones de uso, que cada usuario debe suscribir de forma voluntaria si elige registrarse y utilizar sus servicios gratuitos. 

Entre los Términos de esos servicios para usuarios que residen fuera de los Estados Unidos, específicamente en lo relativo a los derechos sobre el contenido y la cesión de esos derechos, la empresa aclara que “al enviar, publicar o mostrar Contenido”, el usuario le otorga “una licencia mundial, no exclusiva, libre del pago de derechos (con derecho a sublicencia) para usar, copiar, reproducir, procesar, adaptar, modificar, publicar, transmitir, mostrar y distribuir dicho Contenido en todos y cada uno de los medios de comunicación o métodos de distribución posibles (conocidos ahora o desarrollados con posterioridad)”. 

Esta licencia nos autoriza a poner su Contenido a disposición del resto del mundo y a permitir que otros hagan lo mismo”, agrega la empresa. 

Por otra parte, una vez que entras a la plataforma, “incluso si solo está mirando tuits”, sus dueños pueden utilizar “cierta información personal” de los usuarios incluyendo “el tipo de dispositivo que está usando y su dirección IP”. El usuario puede elegir si comparte o no con la empresa  información adicional como “su dirección de correo electrónico, número de teléfono, contactos de la libreta de direcciones y un perfil público”. 

Según declara la compañía, toda esa información se utiliza para “mantener su cuenta segura”,  “mostrarle tuits más relevantes”, sugerencias de eventos y personas a las que seguir, y “anuncios”. De hecho, la palabra anuncios (ads), se menciona 20 veces en las 12 páginas que conforman la Política de Privacidad de Twitter.

Para lograr “una cultura de confianza, seguridad y respeto” en su comunidad, Twitter aplica reglas y prohibiciones que, según declara, se derivan de “las tendencias más recientes de la conducta en línea”, y “consideran los contextos culturales y sociales”. Entre otros temas, la empresa veta el Comportamiento que incita al odio, la Glorificación de la violencia, el Spam, y la Suplantación de identidad

En la Política relativa al spam y la manipulación de la plataforma— actualizada en marzo de este año— Twitter afirma que sus normas buscan “contrarrestar una gran variedad de comportamientos prohibidos”, entre ellos “usar los servicios de Twitter con el propósito de amplificar o suprimir información de forma artificial”, y “llevar a cabo acciones que manipulen u obstaculicen la experiencia de los usuarios”.

En el acápite de Uso indebido de las funciones de los productos de Twitter, la compañía incluye el uso de “un hashtag popular o que es tendencia con la intención de trastornar o manipular una conversación”.

Datos recopilados por Proyecto Inventario, por ejemplo, muestran la antigüedad de las cuentas que tuitearon usando el hashtag #CubaInformatiza el sábado 15 de junio de 2019. Al respecto, llama la atención el exagerado pico en el número de nuevas cuentas creadas durante ese mes, presumiblemente como parte de una respuesta del oficialismo a la campaña #BajenLosPreciosDeInternet, que desde el sábado 1ero de junio venían promoviendo clientes del monopolio estatal cubano de telecomunicaciones, ETECSA, bajo esa etiqueta con éxito y crecimiento notables.  

Desde la redacción de YucaByte contactamos a Twitter vía correo electrónico, y preguntamos sobre los motivos de la suspensión del 11 de septiembre último.

En su respuesta la compañía ratifica sus “políticas de manipulación”, que prohíben comportamientos tales como “amplificar o suprimir conversaciones de manera artificial a través del uso de múltiples cuentas”, “operar varias cuentas con casos de uso superpuestos, como personas idénticas o similares o contenido sustancialmente similar”, y “operar múltiples cuentas que interactúan entre sí para inflar o manipular la importancia de Tweets o cuentas específicas”.

También mencionaron “actividades coordinadas que apuntan a influir de forma artificial las conversaciones mediante el uso de varias cuentas, cuentas falsas, acciones automáticas o secuencias de comandos”.

Las violaciones a nuestras políticas son comunicadas directamente con el propietario de la cuenta”, concluyó la empresa.

YucaByte indagó también sobre la presunta sincronización de los bloqueos, algo que muchos asumieron como una especie de golpe coordinado: “Tomamos medidas principalmente a través de la aplicación de la tecnología cuando hay una infracción a las reglas; no está sujeto a un plazo de tiempo específico”, respondió la compañía.

El usuario Alejandro Rojas, periodista de Radio Rebelde — uno de los medios estatales suspendidos de la red—, confirmó a través de un pantallazo lo dicho por la empresa sobre las comunicaciones directas a los propietarios de las cuentas. 

Otros medios oficiales, instituciones y periodistas afectados, sin embargo, han optado por no hacer públicas sus comunicaciones directas con Twitter, algo que pudiera ayudar a encontrar un patrón detrás de los bloqueos.

Las “interacciones falsas que apuntan a hacer que las cuentas o los contenidos parezcan más populares o activos de lo que realmente son”, es otro procedimiento que se considera manipulación de la plataforma. Este es, sin dudas, un comportamiento habitual entre algunas cuentas institucionales cubanas y un grupo de cuentas (troles) que retuitean frenéticamente  sus contenidos.

Sobre las Cuentas e identidad, Twitter avisa a sus usuarios que no pueden “engañar a otros (…) mediante la administración de cuentas falsas”, o “usar fotos de perfil robadas o de archivo, en especial las que representan a otras personas”.

 Del mismo modo, advierte contra la administración de varias cuentas que “interactúan entre sí para aumentar o manipular la importancia de determinados tuits o cuentas”

Tampoco se permite “publicar tuits o hashtags idénticos o sustancialmente similares” desde varias cuentas administradas por un mismo usuario, o “coordinar con otras personas o recompensarlas para que generen interacciones o amplificaciones artificiales”. Los algoritmos de Twitter pueden interpretar que estas cuentas (los troles) están trabajando en coordinación con las cuentas institucionales, de funcionarios y políticos, y penalizar tanto a troles como a cuentas reales.

“Si la ofensa de manipulación (…) es un incidente aislado o una primera ofensa, podemos tomar una serie de medidas, que van desde la eliminación de uno o más tuits hasta el bloqueo temporal de la(s) cuenta(s). Todas las ofensas posteriores de manipulación de la plataforma provocarán la suspensión permanente”, indica Twitter.

Tras un bloqueo temporal, la compañía puede solicitar documentos oficiales de identidad a los titulares de cuentas que se consideraron falsas, antes de restablecerlas. Fallar en el envío de esos documentos resultaría en la eliminación permanente de la cuenta. Esto puede explicar la pérdida de seguidores que denunciaron algunos de los suspendidos el 11 de septiembre. Muchos, sin embargo, como el Periódico Granma, recuperaron sus seguidores poco después de la restitución de sus perfiles.

El incidente pudiera interpretarse como un aviso de Twitter al oficialismo cubano, un novato en las rutinas contemporáneas de la comunicación, testarudo y empeñado en imponer su agenda ideológica en el mundo virtual como mismo lo hace en los medios tradicionales que monopoliza en Cuba: a la fuerza.

Amenazas y violencia, otro vicio volcado a la red

Twitter tiene una Política relativa a las conductas de incitación al odio. Si se trata de amenazas violentas, la empresa dice tener una política de “cero tolerancia”.

En este sentido, algunos cubanos han denunciado ensañamiento contra ellos por parte de cuentas afines al poder. Recientemente, la periodista independiente Yoanis Sánchez fue víctima de un ejemplo claro, en el que un tuitero sugería que “deberían fusilarla”. El tuit fue reportado y removido de la red, según informó Sánchez.  

El propio Presidente Miguel Díaz-Canel utilizó la plataforma para escribir al menos un tuit que ofendió a muchos ciudadanos. Estas conductas, y la impunidad que genera la falta de acción al respecto, animan a otros usuarios a imitar. La presidenta ejecutiva de ETECSA, Mayra Averich, por ejemplo, ha sido acusada de difundir al menos un “mensaje de odio y misoginia”.

“(…) algunos grupos de personas son objeto desproporcionado de abuso en línea. (…) Para quienes se identifican con múltiples grupos subrepresentados, el abuso puede ser más común, de naturaleza más grave y tener un mayor impacto sobre los afectados”, refiere la compañía. 

La libre expresión es un derecho humano: creemos que todos tenemos una voz y el derecho de usarla”, afirma Twitter, y anima a sus usuarios a denunciar los comportamientos que consideren incumplan sus normas.

En todo caso, la empresa siempre ofrece la posibilidad de apelar ante una sanción.

En 2017, Twitter suspendió decenas de cuentas asociadas al gobierno de Venezuela. Tras el incidente, el presidente venezolano Nicolás Maduro incitó a sus seguidores a continuar utilizando Twitter para hacerle frente a la oposición mientras las protestas populares ganaban auge en las calles. “Cerraron miles de cuentas, si cierran mil, abriremos 10 mil o más con los jóvenes”, dijo entonces el mandatario, de acuerdo con un reporte de Reuters.

En el caso cubano, no es la primera vez que la compañía suspende cuentas institucionales. En octubre de 2018, la cuenta oficial de la Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba estuvo temporalmente restringida.

Lo que tienen que hacer es despedir al pésimo administrador que tiene @AsambleaCuba, estoy cansado de denunciarlo acá. La cuenta seguro está restringida porque está llena ahora de RTs con el mismo texto. Esto no se trata de política, aprendan a hacer su trabajo”, comentó a propósito de la denuncia el usuario Camilo Condis.

Algo similar le ocurrió a la cuenta de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), en agosto de 2019. Periodistas y profesores de esa institución denunciaron que la cuenta había sido bloqueada. Ante el reclamo oficial de Rislaidy Pérez, Subdirector de Comunicación de esa Universidad, Twitter respondió que según los términos de sus servicios, los usuarios de la plataforma debían ser “mayores de 13 años de edad”, un requisito que aparentemente alguien violó al cambiar ese dato en el perfil de la institución…

La cuenta de la UCI fue restituida y en 72 horas ya tenía de vuelta a su antigua comunidad de seguidores.

Cuba y Twitter, un idilio en el “deshielo”

Al menos 26 cuentas de instituciones, funcionarios y políticos cubanos están verificadas. La verificación en Twitter, marcada con una insignia azul, sirve “para confirmar la autenticidad de las cuentas de interés público”, y de acuerdo con la compañía, pueden verificar cuentas de usuarios que pertenezcan a gobiernos, personalidades de las artes, el periodismo, deportes, negocios, etc. 

La cuenta del presidente cubano, por ejemplo, está verificada por Twitter. Esto no significa que la empresa “aprueba” la cuenta de Díaz-Canel, pero sí que certifica su autenticidad

En los últimos años las relaciones entre el gobierno cubano y la compañía norteamericana no han sido precisamente de confrontación. José Ramón Cabañas, Embajador de Cuba en los Estados Unidos de América, visitó las oficinas de la compañía en la capital estadounidense en mayo de 2016. 

Cabañas “pasó aproximadamente una hora respondiendo preguntas a través de su cuenta verificada, desde la cual tuitea frecuentemente”, señaló una nota de The Wall Street Journal.

En septiembre del propio año, la diplomática Josefina Vidal— que lideró por la parte cubana el diálogo con Estados Unidos para la reapertura de las embajadas y actual embajadora de la Isla en Canadá—, también estuvo en las oficinas de Twitter en Washington, DC.

En junio de 2018 estuvo en Cuba el empresario estadounidense, cofundador de Twitter y actual CEO de la compañía, Jack Patrick Dorsey. La subdirectora General de EEUU del MINREX, Johana Tablada, le agradeció la visita en términos amistosos: “¡Gracias por venir a disfrutar de la encantadora Cuba con su gente única y sus puestas de sol!”, escribió la funcionaria.

Y el propio Miguel Díaz-Canel, se reunió en New York con varias personalidades entre las que se encontraban “directivos principales” de empresas tecnológicas como Twitter, el 24 de septiembre de 2018. De acuerdo con la Cancillería Cubana, a la reunión asistieron también ejecutivos de Google, VaynerMedia, Connectify, Mapbox, AirBnB, Microsoft, Bloomberg, entre otros. 

Luego parece menos probable un “interés imperialista” en silenciar a los dirigentes cubanos y su aparato mediático amplificador, que una inadecuada gestión masiva de una plataforma gratuita, pero privada y con reglas claras, al alcance todo el que se tome el trabajo de leerlas.

YucaByte recomienda el siguiente hilo de la periodista colombiana Renata Cabrales: un decálogo sobre buenas prácticas en redes sociales, que pudiera resultar útil a ciudadanos, profesionales de la comunicación, instituciones, funcionarios y políticos cubanos.

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